Ahí donde había silencio, tú
ponías siempre tu risa.
Donde había
tristeza, querías ver felicidad.
Donde había problemas, confiabas
siempre en soluciones.
Donde había rabia, anhelabas la
calma.
Donde había seriedad, ponías
bromas alegres y sencillas.
Donde había oscuridad, tus ojos
eran luz.
Donde había enfermedad, querías
ver salud.
Donde no había contacto, ponías
abrazos.
Donde había
minutos planos, tus besos eran motivación renovada.
Donde había cansancio, tu amor
era energía.
Donde había desolación, tu
existencia era fuerza.
Mi vida, que
pueda yo tomar tus infinitas virtudes y cualidades y hacerlas florecer en mí
para honrarte. Te ama: tu madre.
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