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miércoles, 9 de mayo de 2012

¿CUÁL ES EL CENTRO DE TU VIDA?

Se equivoca quien piensa que “la muerte” de mi hijo es el centro de mi vida; sí lo es de lo que siento parte de mi misión. La que no alcanzo a comprender del todo hasta el día de hoy. No es el fallecimiento de mi hijo el centro de mi vida, pero con seguridad, es la experiencia que más me ha marcado en esta vida, y me atrevería a decir que en muchas vidas anteriores y posteriores. Porque en todas las vidas nos alejamos de alguien a quien amamos, pero esa lejanía no es siempre de alguien como mi hijo. Me pregunto qué sería de mí sin haberlo encontrado en esta vida, pregunta que hago sólo porque sí, porque sé que no tiene respuesta más que: así tenía que suceder. Su partida no es el centro de mi vida. Podría serlo, pero decidí que no lo fuera. Porque sí, hay quienes hacen de la pérdida de un ser amado, el eje de su mundo personal, pero ¿qué beneficio tiene eso en términos prácticos? ¿Qué beneficio tiene eso en un mundo en que en realidad no perdemos nada porque nada nos pertenece? Decido cada día que su partida no sea el centro de mi vida, aunque mi corazón algunos días pesa tanto que ni siquiera puedo levantarme; sin embargo, cada día tiene su propio ritmo, si ayer no pude levantarme hoy comienzo de nuevo. En un camino que comienza cada día y que es eterno al mismo tiempo. Si convirtiera la –siempre entre comillas- “muerte de mi hijo” en el eje de mi vida, estaría culpándolo de este dolor, cuando en verdad mi decisión es que apoyada en el amor que sólo él pudo enseñarme, decido hacer de este dolor, una experiencia rica en enseñanzas, y las enseñanzas no están ahí sólo para mí. La misma fuente de la que aprendo cada día, está disponible para todo el que haya experimentado el fallecimiento de un amado o amada. Que mi hijo haya partido no es el centro de mi vida, pero sí parte de lo poco/mucho que pueda llegar a servirle a alguien mi experiencia. La motivación de todos mis días es el amor infinito que nos entregamos y que sigo sintiendo ahora. Lo único infinito que siempre puede aumentar, es el amor. Que el centro no sea su partida, depende de nosotros que el centro sea la vida que compartimos con ellos y los lazos eternos que fortalecimos mientras estuvieron con nosotros físicamente. Tú que perdiste un ser amado, pero que realmente NO lo perdiste: ¿Cuál es el centro de tu vida?

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