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viernes, 30 de agosto de 2013

Leono Surya

El 31 de Diciembre de 2010, mientras caminábamos con tu Yeya (mi mamá), tú y yo nos quedamos caminando más atrás, soltaste mi mano y corriste a un arbusto, porque escuchaste un maullido casi imperceptible, te acercaste y al verte, una gata pequeña, muy muy pequeña caminó hacia ti, era blanca y tenía los ojos de color celeste estaba muy limpia y cuando yo me acerqué se escondió, sólo salía por ti. Mientras le hacías cariño me dijiste: "mamá es tan lindo, lo quiero para mí", y te dije: "es que hijo, no podemos, a tus tatas no les gustan los gatos, cuando vivamos solos podemos tener mascotas"... "pero mamá!!!! míralo!!!! es un gato bebé!!! necesita que YO lo cuide!!!", "ah bueno hjo, yo digo que sí, pero tienes que preguntarle a tu Yeya, no creo que quiera porque no le gustan los gatos", entonces llamaste a tu Yeya y cuando vino le dijiste: "mira Yeyas un gato bebé que necesita que yo lo cuide, puedo quedármelo?", y para mi sorpresa te dijo: "si tu mamá te deja, y si tú lo vas a cuidar sí, yo no voy a darle comida, tienes que hacerlo tú"... qué podía decir yo? si yo quería, tú también, y la Yeya que era la dueña de casa dijo que bueno? Entonces llevamos a la gata que no comía comida sólida porque era muy pequeña, así uve que darle leche con jeringa y a medida que pasaban las semanas, con cuchara, después ya ía tomar leche ella sola, después creció y ya comía comida. Tu gata, el día que llegó te pregunté qué nombre le ibas a poner, porque yo creía que era una gata, entonces me dijiste que se llamaría Leonor Surya, pero y si en vez de gata resultaba ser gato?... "entonces se llamará Loeono Surya o Leo Surya poh mamá". Claro, sonaba muy lógico. La Leo, que dormía contigo, que en las mañanas te despertaba porque quería jugar y tú gritabas: “Mamá!!! La Leo me está molestando!!!”, la Leo que peinabas, que bañabas, que más de alguna vez sufrió un poquito con algún juego tuyo brusco, la Leo que cuando llegabas esos cortos meses que alcanzaste a ir al jardín, te sentía llegar a la casa porque llegabas preguntando por ella y ella se te acercaba corriendo, la Leo que estuvo en tu velorio, la Leo que estuvo en tu funeral, la Leo que esos fatídicos días después de tu partida se subía a mi cama como preguntándome por ti, me veía llorar y se alejaba, como si estuviera arrastrando su tristeza y respetando mi agonía… la Leo que cuando ya te habías ido, llevé al veterinario y me dijeron: “pero si la Leo es macho!! Es EL Leo!!”… El Leo que de alguna manera representaba lo que tú fuiste, que de TODA manera lo representaba… tu Leo, lo vivo que nos quedaba de ti. Tu Leo también murió. Hace dos noches tu Leo también se fue, estuvo decaído 4 días, y de pronto una noche, murió. También… Y de nuevo me sumerjo en un túnel hacia el centro de la tierra, del que siempre salgo pero que siempre es igual de hondo y pienso en la fragilidad de la vida dentro de un cuerpo. Quién sabe después, en otro planeta. El Leo también se fue, cuando escriba el cuento sobre ti y el Leo ahora ya tiene mejor final, al menos el Leo no se quedó acá sin ti. Pienso que viniste a buscarlo y lo acompañaste quién sabe a qué nacimiento… pero quién sabe. LA VIDA SE DESLIZA EN CADA SEGUNDO DE NUESTRA VIDA.

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