Camilo avisó que vendría a fines del mes de
Marzo del año 2006, avisó formalmente, porque a mí me avisó siempre
durante los 21 años anteriores, que llegaría cuando yo tuviera 21.
Camilo cuando llegó a
mi vientre, nunca me causó nauseas,
ni mareos, ni asco a sabores u olores,
Camilo llegó armónico, sereno, serenidad que se reflejaba en la somnolencia que yo sentía durante el embarazo. Camilo me habló en un
sueño, cuando ya llevaba menos de 3 meses en mi vientre, me avisó que nacería
como hombre, me dijo varias cosas más, entre esas dijo que estaría poco tiempo
conmigo en esta vida y me habló como adulto, Camilo siempre habló como
adulto, incluso estando en mi vientre.
Durante el embarazo, Camilo escuchaba atento
las interminables lecturas que yo le dedicaba y todo lo que tenía para contarle
y cantarle, y se movía feliz cuando algo le gustaba mucho, y me pagaba
pataditas si dejaba de leer, para que siguiera y cuando volvía a leer se quedaba tranquilo de nuevo.
Camilo se movía tranquilo en el vientre, como nadando en calma si le ponía música
clásica o sonidos de la naturaleza.
Mientras estaba en el vientre, y yo le
preguntaba si le gustaba alguno de los posibles nombres pensados para él, no se
movía para responder, nunca pareció gustarle alguno de los que le pregunté, y
nunca me dijo en sueños si es que prefería alguno en especial (eso era lo que
yo deseaba: ponerle los nombres que él me dijera “directamente” en algún sueño),
pero Camilo se movió mucho y me hizo sentir muy feliz cuando le pregunté si le
gustaban Camilo y Alonso, porque eran los nombres que con su papá encontramos y que no coincidían
con ningún integrante de la familia, nombres limpios, sin pasado, sembrados
solamente para él. Camilo Alonso entonces aprobó sus dos nombres civiles y así
se llamaría. Gopal Ruchi das sería su nombre espiritual.
Camilo nacería Libra, a principios de
Octubre, no por cesárea, porque yo quería un parto natural, salvo que fuera
estrictamente necesario por su salud y nunca hubo necesidad de cesárea.
Camilo avisó con la primera contracción que nacería,
a la 1 de la mañana del 9 de octubre de 2006, y a las 11:40 am del mismo día, nació
por parto natural. Camilo nació rosado y se mantuvo rosadito a pesar del frío
de este mundo, menos cálido que el vientre donde estuvo por 9 meses. Camilo nació
y a los pocos segundos abrió completamente los ojos, con mirada adulta
intentaba verlo todo, pero debe haber caído en la cuenta de que todo era
borroso a los segundos de nacido, pesó 3,450 kg y midió 51 centímetros. Después
de intentar observarlo todo, Camilo lloró, lloró con un llanto fuerte, la
potencia de mi leoncito recién nacido. Lo tomé en brazos y me miró con los
mismos ojos que me miró la primera vez que soñé con él. Camilo no miraba como
guagua, miraba como anciano.
Camilo solamente quería estar en brazos, y así
fue siempre mientras lo quiso, tomó solamente leche materna hasta casi los 7
meses, después siguió tomando, pero yo ya no tenía tanta como para que siguiera
solo con esa. Era hermoso, tenía una mirada hermosa, desde que nació me podía perder
en su mirada, mirarlo era como ver mil universos completos encerrados en sus
ojos.
Camilo me secaba las lágrimas cuando me veía llorar,
y reíamos juntos día a día. Caminó al año, dormimos juntos siempre, hasta el último día.
Camilo adoraba a su tata, arreglaban cosas
juntos, martillaban, pintaban, salían mucho a pasear a las plazas, el tata
siempre lo acompañaba cuando Camilo quería andar en bicicleta. Y Camilo siempre
acompañaba a su Yeya cuando ella quería salir, y comían helados. Camilo era el único
niño que conozco, que no miraba con respeto temeroso a mi hermano Cristóbal (mi
hermano es alto, usa barba y tiene expresión seria casi todo el día, así que
los niños lo miran con distancia por lo general). Camilo adoraba a su primo
Maxi, solamente lo vi jugar libre con el Maxi, con los demás niños no siempre entendía
como jugar, era feliz jugando con su colección de autos, con sus gogos, con sus
peluches y sus muñecos de súper héroes, sobre todo Spiderman, Iron man, Hulk y
Batman, también con su muñeco del último maestro del aire.
Cuando era más grande, cerca de los 4 años, Camilo
en invierno, cuando lo vestía y le ponía chalecos, se ponía poleras del hombre
araña sobre el chaleco. Se veía tan apretado con una polera sobre el chaleco,
pero así quería vestirse él.
Camilo ansiaba ir al colegio, el primer día
de clases no lloró. De ese colegio no me gusta hablar, prefiero no hacerlo, y
de elegir, no volvería a pisar jamás ese colegio, pero al menos a él le gustaba
ir. Decía que sus amigos eran el Benja y el Nico. Aprendió a escribir su
nombre, era feliz escribiéndolo. Aprendió a escribir tata, yeya, toto, yeyé,
maxi, papá y mamá, y pedía que le escribiéramos palabras para que él las
pudiera copiar, así también escribía los demás nombres. “¿mamá como se escribe “mamá
te amo”?” me preguntó una vez.
Camilo quería leer, no alcanzó a aprender,
pero siempre me pedía que le leyera cuentos, algunas noches le leía 10 cuentos
y quería seguir. Sin haber aprendido aún, Camilo ya era amante de la lectura,
sin saber que hay gente que sabe leer y no lo hace en años.
Camilo fue vegetariano, amaba a los
animales, pero a veces era brusco con la Leonor, su gata. 5 meses antes de que él
se fuera, estábamos caminando en la calle y el vio un gato chico, de unos dos
meses o menos, solo, y me dijo “mamá, tengo que llevármelo y cuidarlo”. Así fue
como por primera vez llegó a nuestra casa un gato, algo impensado por completo
en nuestra familia. Camilo adoraba a la Leonor, cuando estábamos eligiendo el
nombre le propuse que fuera un nombre asexuado, porque no sabíamos si la gata
era hembra o macho, y me dijo “Se llama Leonor!!! Si fuera hombre se puede
llamar Leon o Leono”, listo, el hombre lo decidió! Que podía decir yo?. Ahora
que sabemos que es macho, le decimos Leo. El Leo siempre dormía a los pies de
la cama mientras estuvo el Cami. Los días que el Cami dormía donde su papá, el
Leo no dormía en la cama, y nunca más durmió acá después de que el Cami se fue,
excepto los primeros días, a mi me gusta pensar que el Leo dormía conmigo para
consolarnos uno a otro por la inmensa desolación que reinaba acá el primer
tiempo desde que se fue el Cami. Incluso la primera noche que dormí sin el Cami
porque él ya se había ido, el Leo se acurrucó a mi lado y no ronroneaba, hacía
un ruido que sonaba a llanto. Y olía los peluches y la ropa del Cami. Después,
nunca más el Leo durmió acá en la cama donde dormíamos con el Cami.
Camilo el último tiempo, se iba los sábados
a la casa de su papá y volvía los domingos. Los sábados antes de irse me decía “chao
mamá, no me extrañes, te amo” y los domingos al volver me decía “mamá te
extrañe”.
Camilo se dormía haciéndome cariño en el
pelo y me despertaba con un beso. Antes de dormir me pedía que le leyera
cuentos y el ultimo año también le gustaba escuchar la canción “Historia de un
sueño” de la Oreja de Van Gogh para dormir. Camilo al dormir se destapaba
siempre, así que despertaba dos, tres o más veces a taparlo y siempre me
quedaba un par de segundos mirándolo.
Las veces
que yo desperté llorando porque soñaba que él se había ido para siempre, él me
abrazaba y me secaba las lágrimas y me decía “mamá estoy acá”.
Camilo… Camilo… Camilo ahora me hace
suspirar y temblar al escribir su nombre. Era hermoso, me daba los abrazos más
sinceros y llenos de amor que jamás he sentido.
Los dos últimos días, cuando estuvo en el
hospital, me pedía que le dibujara animales y él los pintaba, y pintaba soles. Y
ya no se reía como se rió siempre, y estaba desesperado por venir a la casa, decía
“necesito ir a la casa, no entienden???”. El ultimo día, cuando Camilo estuvo acá,
no fue el que fue siempre, no reía, casi no sonreía, solamente estaba en calma,
callado, abrazado a mí, haciéndome cariño, mirando todo, la Leo vino, subió a
la cama, lo miró fijamente y se le acercó, el Cami le hizo cariño de la cabeza
a la cola, la Leo lo miró de nuevo y se fue.
Camilo antes de dormirse ese miércoles 18 de
mayo, me dijo que no había que estar triste cuando alguien muere, que morir es
sólo un cambio como las mariposas, como siempre decíamos, y que me iba a amar
siempre. Se durmió a las 11 pm del miércoles. A la 1 am del jueves despertó, 10
minutos después quedó inconsciente, llegó inconsciente al hospital y no despertó
más. No despertó nunca más. Y 15 horas después su corazón se detuvo. Yo estuve
a su lado, pero mis ojos imperfectos no me permitieron ver cómo él salía de su
cuerpecito, verlo siendo alma sin cuerpo físico, pero al menos lo sentí y supe
que se fue en paz. Cuando ya se había ido, varias horas después, su cuerpecito tenía
olor a flores.
Camilo fue mi hijo 4 años y medio, más que
estar conmigo, fui yo la que estuve con él, un alma así de grande como él te
hace estar ahí, acompañándolo, eres tú quien está al lado de un alma así, eres
tu quien goza de la dicha de estar ahí, puesta al lado, acompañando a un ser así.
Cuando un alma así se va de tu lado, no es
algo que pasa, no es algo del pasado, es algo que es parte de tu presente, día
a día, a cada segundo. Cuando un hijo se va, no es algo que superas, porque
nunca pasa a ser parte del pasado, no superas la situación, pero siempre te
puedes superar a ti misma. Siempre puedes ser mejor que el día anterior.
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ResponderEliminar<3
EliminarUn texto muy bien constituido, llegó a conmoverme por las cosas que dice y la entereza que demuestras...muchas gracias!
ResponderEliminarGracias por leer
Eliminarhermosa... el Cami es un ídolo! <3
ResponderEliminarGracias ídola, gracias por estar ahí tantas veces
EliminarMe emociona hasta las lagrimaa
ResponderEliminarCon que mis palabras toquen el corazón y hagan recordar a mi hijo, me siento satisfecha. Un abrazo!
EliminarDebo confesar que por esas cosas del destino, empezamos a hablar de fotografía, y siempre me gusto ver fotos de Camilo era para mi de esos niños lindos que da gusto ver ... yo también soy padre y amo a mis hijos pero dentro de mi ignorancia echaba de menos ver mas fotos de el o mas reciente y hace poco me di cuenta de que el esta en otro plano ... eh leído todo el texto y es muy hermoso sentir en tus letras el inmenso amor que tienes, me conmueve profundamente...solo se que es un hermoso niño de una sonrisa cristalina y con cada persona que lea el seguirá acá de una manera especial no con egoísmo de retenerlo si no de disfrutarlo..
ResponderEliminarGracias Israel, muy bonito lo que dices. Tengo la convicción de que a gente no muere... qué es la muerte? Cuando a veces ni vivos vivimos realmente.
EliminarPor eso escribo de mi bebé, para no olvidarlo, para recordarlo, para que siga viviendo y para ver si a alguien le sirve de ago su historia y la mía.